Sobran las palabras y los hechos se agigantan. Es tiempo de callar y de obrar. Nos lo dice el rostro de Sor Emmanuelle. La elocuencia del gesto. Su cara labrada por la sonrisa de la fe y las lágrimas recogidas en el barro nos da un titular: “El cristianismo no es una ideología, sino una entrega apasionada al pobre”