Tiempo para revelar el hombre al hombre

J M Arnaiz(José María Arnaiz– Ex Secretario General de la Unión de Superiores Generales)


“La persona humana, que justo al nacer Jesús él asume y encarna, expresa la grandeza del universo; es su corazón y su alma; su clave de interpretación”

La cercanía de la Navidad 2009 me ha evocado una conocida historia, llena de mensaje. Se trata de un papá que estaba harto de responder a las insistentes preguntas de su hijo pequeño. Esperando que le deje tranquilo, le da las piezas de un rompecabezas muy difícil para que lo arme. Se trata de recomponer todas las piezas de un puzzle con la imagen del mundo entero. Esto, por supuesto, debería entretenerle por un largo rato, poniendo cada pieza en su lugar apropiado. Curiosamente, al cabo de muy poco tiempo el niño regresa con su trabajo hecho.

El papá se maravilla. “Papá, ha sido muy sencillo, ya que detrás de las piezas del mapamundi he descubierto que se formaba la figura de la persona humana. Así, armando esta figura, se pone en orden el mundo y me ha salido rápido y bien”.

Estas palabras están llenas de significado. La persona humana, que justo al nacer Jesús él asume y encarna, expresa la grandeza del universo; es su corazón y su alma; su clave de interpretación. Esta historia confirma el profundo contenido del nº 75 de Caritas in Veritate que es, sin duda, el número que ofrece el hilo conductor y el marco referencial de toda la encíclica: “Jesús revela el hombre al hombre“; el ser humano evidencia el sentido de todo y mueve a lo más grande. Ello permite concluir que la cuestión social se ha convertido en una cuestión antropológica. La comprensión integral de la persona es el quicio del auténtico desarrollo. Al contemplar a Jesús, hecho hombre, comprendemos que la persona es sagrada, y que la pobreza, que quita rostro humano a las personas, se debe acabar y sentimos urgencia de que así sea. Toda opresión humana se tiene que abolir. A su vez, nos vienen ganas de gritar o, si se quiere, cantar fuerte: “Gracias a la vida que nos ha dado tanto”.

jmarnaiz@vidanueva.es

En el nº 2.688 de Vida Nueva.

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