Un bautismo muy “provocador”

(Juan Rubio-Director de Vida Nueva)

El bautismo público y publicado de Magdi Allam, subdirector del rotativo italiano Corriere della Sera, durante la pasada Vigilia Pascual y de manos de Benedicto XVI, ha encendido los nervios de la feligresía musulmana. No recuerdo tanto nerviosismo en el alarde que los musulmanes cordobeses hicieron cuando se convirtió al Islam Roger Garaudy. Algún que otro cristiano también participa de ese malestar y ve el gesto como una provocación por el lugar, la fecha y el celebrante. También yo lo veo provocador, pero en sentido distinto. La vida según el Evangelio no deja de ser provocadora. En Hechos de los Apóstoles, Cornelio se convierte con toda su casa, paradigma provocativo de conversión en grupo. Pablo de Tarso provoca a los judíos con su conversión. En el mundo del pensamiento Agustín de Hipona abre un sendero provocador. Francisco de Asís se acercó a las fronteras del Islam con su propuesta provocadora. En el mundo anglosajón las conversiones de Evelyn Vaugh, Chesterton, Eliot, Graham Greene o Newman fueron noticia en los tabloides ingleses. Es el evangelio el que “provoca” y el neófito sabe que no sólo el Bautismo ha de ser público sino también su testimonio. Aconsejo leer el Collar de la Paloma de Ibn Hazm: “Ocultar mi amor sería hipocresía pura y yo detesto a los hipócritas”. Valentía para vivir la verdad de Dios. No es una cruzada pontificia como dice el periodista Zouhir Louassini poniendo al Vaticano en el punto de mira de un extremismo musulmán que crece desaforadamente y que orilla a un sector más dialogante del Islam. Esta postura sólo beneficia a un integrismo católico peligroso. Ambos extremismos se retroalimentan peligrosamente.

Publicado en el nº 2.607 de Vida Nueva (Del 5 al 11 de abril de 2008).

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