SEBASTIÀ TALTAVULL ANGLADA | Obispo auxiliar de Barcelona
“No se trata solo de soluciones técnicas. Jesús valora que, en toda acción en favor de los pobres, pongamos el corazón…”
En el Evangelio, Jesús constata una innegable realidad y la une a la delicada atención a su persona: “A los pobres –dice–, los tenéis siempre con vosotros y podéis socorrerlos cuando queráis; pero a mí no me tendréis siempre” (Mc 14, 7). Una mujer le ha ungido la cabeza con perfume como muestra de afecto. Frente a los que le critican, Jesús califica este gesto de amor como una obra buena y no la separa en absoluto del bien que siempre deberá hacerse a los pobres.
¿Qué hacer en favor de los pobres? Según el último Informe FOESSA presentado por Cáritas, son casi 12 millones de personas en España a las que haría falta atender. Un 25% de la población vive la exclusión social: excluidos del trabajo, de la vivienda y de la salud, entre otros. Una penosa situación que debería encontrar respuesta en el esfuerzo por potenciar procesos de inclusión social, dejando al margen discusiones partidistas y abriéndose al diálogo por un pacto social que una en un único frente a todos los que ejercen el poder político y económico y tienen la responsabilidad de decidir.
No se trata solo de soluciones técnicas. Jesús valora que, en toda acción en favor de los pobres, pongamos el corazón. La Iglesia, a través de Cáritas, llama a erradicar la inmoralidad pública, una de las causas de la crisis económica y ética, donde los más ricos son los primeros beneficiarios y los pobres los más injustamente afectados. Con todo, nos anima que se diga que estamos a tiempo para
una reacción colectiva.
Será bueno, pues, que reaccionemos y pongamos atención a las propuestas orientadas al ámbito del desarrollo social, al de los efectos de la pobreza y a los de la construcción del bien común. ¿Cuándo un Parlamento hará el gesto político y humanitario de una votación unánime en favor de un pacto social que trabaje por la inclusión de los más excluidos?
En el nº 2.918 de Vida Nueva.
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