JUAN GARCÍA (CÁCERES) | Roma acoge durante estos días el Sínodo extraordinario de los Obispos sobre la familia.
Pocos acontecimientos eclesiales han despertado un interés mediático tan grande en los últimos años, aunque a menudo se ha puesto el acento en cuestiones parciales o secundarias. Como suele ser habitual, se da la mayor importancia a cosas parciales.
En este caso, para buena parte de la opinión pública, este es solo el Sínodo en el que se debatirá sobre la comunión sacramental a los divorciados vueltos a casar por lo civil. Es un tema que tiene su importancia, especialmente en algunos ámbitos de Centroeuropa, pero los temas en estudio serán mucho más amplios y de fondo.
En todo el mundo, ya no solo en Occidente, la familia atraviesa una crisis de proporciones mayúsculas que genera una tremenda carga de sufrimiento en millones de personas y un impacto devastador en las sociedades.
Ahí es donde está el reto: hay que encontrar una salida humana y, por tanto, cristiana.
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