(Camilo Maccise– Mexicano, expresidente de la Unión de Superiores Generales)
“La religión se está transformando también en artículo de consumo que responde a sentimientos y preocupaciones individualistas frente al misterio de la vida. Afortunadamente, junto a todos estos ‘productos’ religiosos que se ofrecen en el periódico, hay una noticia que recuerda que la auténtica fe es la que ‘actúa por medio del amor'”
Es viernes. En el principal diario de una ciudad de los Estados Unidos encuentro una sección que tiene como título Religión. Me pongo a leerla. Son cuatro páginas en las que, como en un supermercado, aparecen ofertas de servicios religiosos dominicales de diferentes confesiones cristianas y también de otros grupos. Con despliegue publicitario atractivo y sugerente se ofrece un menú de posibilidades para todos los gustos y necesidades. En algunos anuncios está la fotografía en pose del predicador solo o con su esposa.
Me impresionan algunas frases de invitación que acompañan los horarios del culto: “Centro de sanación, la Iglesia del camino glorioso”, “Asociación de alabanza, una Iglesia llena del Espíritu”, “Dios provee, primera Iglesia Bautista”, “Estoy muriendo para vivir realmente, centro de libertad”, “Especial por el Día del Padre, sermón conjunto de padre e hijo”.
En esa misma sección del periódico aparece otro tipo de noticias religiosas, como el cambio total de vida que tuvo un joven colombiano descarriado al convertirse al Islam y su invitación a que otros latinos se conviertan. Se habla también de la aprobación de una ley en el Estado de Carolina del Sur, que permite colocar en los automóviles placas con la frase “Yo creo”, con una cruz frente a un vitral.
Vivimos en un mundo donde la religión se está transformando también en artículo de consumo que responde a sentimientos y preocupaciones individualistas frente al misterio de la vida. Afortunadamente, junto a todos estos “productos” religiosos que se ofrecen en el periódico, hay una noticia que recuerda que la auténtica fe es la que “actúa por medio del amor” (Gál 5, 6): en la ciudad, unos religiosos van a abrir una escuela para jóvenes de escasos recursos.