EDUARDO CIERCO (MADRID) | Acaba de hacerse eco Vida Nueva (nº 2.920) de la reciente campaña de Cáritas y otras entidades con el lema Nadie sin hogar. Por una vivienda digna y adecuada. Es oportuno recordar a ese respecto que ya el artículo 47 de la Constitución Española garantiza que “todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada”. Es cierto que añade que “los poderes públicos promoverán las condiciones y normas para hacer efectivo ese derecho”, pero las circunstancias de que tal deber no haya sido cumplido nunca podrían invalidar la aplicación “real” de nuestra vigente Carta Magna.
Así, las “cláusulas suelo” de las hipotecas han sido declaradas nulas por abusivas cuantas veces se ha reclamado contra ellas. También debería implantarse por vía jurisdiccional la dación en pago, reconocida en media Europa. Pero, sobre todo, ante una situación de 300.000 personas viviendo en la calle, con tres millones y medio de viviendas vacías… ¿Cabe tal despropósito en cabeza humana?
Es lo que continuamente denuncia el papa Francisco: hoy, el dinero está en el centro, y no la persona humana.
En el nº 2.922 de Vida Nueva
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