(Juan Rubio– Director de Vida Nueva)
“Tenemos que dejar a vuestras voces el canto libre y potente de que sois capaces”. Son palabras de Pablo VI a los artistas con los que se encontró en la primavera de 1964. Montini, que tuvo tal aprecio por el arte que hizo de él una pieza importante de su ministerio petrino, conocía también la “amistad turbada” entre artistas e Iglesia. Veía urgente mostrar con el arte una vía excelente para que “el asombro se convierta en admiración, en embriaguez, en gozo inefable”, que decía Juan Pablo II. Hay muchas esperanzas en el próximo encuentro de Benedicto XVI con los artistas, el 21 de noviembre en la Capilla Sixtina. La Iglesia sigue abriendo espacios para que la amistad, aún turbada en algunos ámbitos, se serene con el respeto que la haga sólida y fecunda. Cabe destacar la ingente labor del Consejo Pontificio para la Cultura y no echar en saco roto el contenido del documento final de su Asamblea Plenaria de 2006: Via pulchritudinis. Camino de evangelización y de diálogo. Todo un reto apasionante para la Iglesia que muestra que “en Cristo y sólo en Él, nuestra via crucis se transforma en via lucis y en via pulchritudinis”. Un reto también para la Iglesia en España, que adolece de cauces para esta tarea, pero que cuenta con valiosas personas para trabajar en ese campo, y pronto se verá. Urge ahondar en el diálogo con los artistas recuperando un mayor nivel de amistad, en diálogo concéntrico propuesto por la Ecclesiam suam. La libertad y la belleza van de la mano, y la Iglesia, para dialogar con los artistas, no puede tapar la belleza, ahogar las voces y atar las manos.
Publicado en el nº 2.678 de Vida Nueva (del 10 al 16 de octubre de 2009).