Una Iglesia creíble

Una Iglesia creíble

Lramon 18

(Lucía Ramón Carbonell) Acabamos de celebrar la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, un tiempo que puede pasar desapercibido si no hemos interiorizado la oración de Jesús: “Que todos sean uno, como tú, Padre, para que el mundo crea” (Jn 17, 21). ¿Tiene credibilidad el testimonio de unos cristianos que no se aman y no tratan de hallar las expresiones menos inadecuadas que puedan traducir históricamente la unidad dada por Cristo a la Iglesia? Es imposible ofrecer un testimonio creíble sin desarrollar la dimensión ecuménica de la fe. Ello implica oración, conversión personal y comunitaria, conocimiento mutuo y trabajo en común. Hemos dedicado unos días intensos a la oración en común, pero necesitamos crear y cultivar espacios donde esto sea posible todo el año.

   He celebrado estos días en Holanda, en casa de la profesora Angela Berlis, teóloga, sacerdote de la Iglesia Vetero-Católica y presidenta de la Sociedad Europea de Mujeres Investigadoras en Teología. En una casa parroquial anexa al templo donde su marido ejerce como párroco se ha reunido el consejo directivo de la Asociación: siete teólogas de diversas procedencias y confesiones (Holanda, Rumanía, Alemania, Finlandia, Gales, España). Mucho trabajo y una gran alegría al descubrir todo lo que ya compartimos y cómo podemos fortalecernos en la fe, el testimonio y el quehacer teológico. Vuelvo con el convencimiento renovado de que el ecumenismo sigue siendo esa perla escondida de la vida cristiana, esa moneda perdida que nos puede llenar de alegría y esperanza, que puede ayudarnos de formas insospechadas a una auténtica conversión y a ofrecer un testimonio creíble en nuestra Europa secularizada.

Publicado en el nº 2.598 de Vida Nueva (Iglesia en el Mundo, página 17).

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