Una tregua indefinida

Amadeo Rodríguez(+ Amadeo Rodríguez Magro– Obispo de Plasencia)

“Por muy provocadora que sea la realidad que rodea a la Iglesia, todo lo que hace y dice debería de pasar siempre por el corazón de Jesucristo, la buena noticia, que, al atraer al hombre, le ofrece siempre la verdad desde su caridad salvadora”

Ahora que se acaba el año, quizás habría que recordar que a la Iglesia en España, muy a su pesar, no le han faltado polémicas; algunas, desde luego, muy sonadas. Podría dar la impresión de que los líos la persiguen: cuando no se ha apagado uno, aparece otro, como sucede ahora con los crucifijos. Sin embargo, no es esa su vocación; lo suyo es pacificar. Por eso, al llegar la Navidad, la Iglesia desearía recuperar en la convivencia con el mundo el “espíritu” del tiempo en el que brilla una gran luz que todo lo ilumina y le da a todo un tono de paz. Y para eso es necesario encontrar y vivir la buena noticia que este tiempo nos anuncia: “Hoy en la ciudad de Belén ha nacido un Salvador”.

La Navidad es, en efecto, una tregua indefinida que sitúa la vida cotidiana de la Iglesia en lo esencial: en el amor salvador de Jesús Niño, que la hace experta en el arte de amar. Por muy provocadora que sea la realidad que rodea a la Iglesia, todo lo que hace y dice debería de pasar siempre por el corazón de Jesucristo, la buena noticia, que, al atraer al hombre, le ofrece siempre la verdad desde su caridad salvadora. Es cierto que el cumplimiento de este buen propósito de tregua indefinida no sólo depende de que la Iglesia siga el ejemplo de Cristo. A pesar de sus deseos, también ella, como lo fue el Príncipe de la paz, puede ser vista como piedra de escándalo y signo de contradicción. Mañana la Iglesia en España anunciará el Evangelio con radicalidad, convocará a la familia para la celebración eucarística, proclamará la sana doctrina, defenderá a los débiles… y quizás no la entiendan y la ridiculicen o la ataquen. Pero los católicos hemos de cuidar con especial esmero que nada altere nuestro amor, el que recibimos con el nacimiento de Hijo de Dios. Feliz Navidad.

arodriguez@vidanueva.es

En el nº 2.688 de Vida Nueva.

Compartir