¿Aconfesionalidad o laicismo?

Jmvegas 14(José M. Vegas, cmf- Misionero claretiano en Rusia)

“Asistimos hoy a un ejercicio poco inteligente de ingeniería social que, en nombre de la laicidad del Estado, trata de borrar de la escena pública todo vestigio de fe cristiana que, aunque no haya de ser profesada por todos, no deja de ser parte de un legado común”

El pluralismo religioso exige el Estado no confesional. Hasta aquí, todos de acuerdo. Pero, en la sociedad plural, ¿qué hacer con el legado histórico del cristianismo, que de hecho ha contribuido decisivamente a configurar la conciencia europea sobre el valor de la persona, su dignidad y sus derechos? Valga como ejemplo el papel de la filosofía griega en la configuración de la cultura occidental. Reconocer ese papel y salvaguardar ese legado no significa que todos hayamos de ser filósofos, profesar el platonismo o ingresar en el jardín de Epicuro. La Iglesia antigua y medieval reconoció, conservó e integró ese legado en su nueva cosmovisión sin renunciar a la novedad de la fe cristiana ni hacerse por ello “pagana”.

Del mismo modo debería ser hoy posible asimilar, conservar y respetar el legado cultural cristiano, sin por ello obligar a nadie a ser creyente ni amenazar la aconfesionalidad del Estado. Es una cuestión de inteligencia.

Asistimos hoy a un ejercicio poco inteligente de ingeniería social que, en nombre de la laicidad del Estado, trata de borrar de la escena pública todo vestigio de fe cristiana que, aunque no haya de ser profesada por todos, no deja de ser parte de un legado común.

El Estado deja así de estar al servicio de la sociedad civil para convertirse en tutor absoluto que diseña la sociedad según los gustos, los prejuicios o las fobias del poder de turno. Las buenas palabras que adornan el proyecto (derechos, tolerancia, etc.) apenas ocultan la no muy tolerante voluntad de imponer posiciones ideológicas sobre las que el Estado, precisamente en nombre de su aconfesionalidad, debería ser neutral. Pues confesiones las hay de muy diverso signo, y no todas religiosas.

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