La Universidad Católica de Argentina constata que la pandemia agudizó los índices de pobreza

La Universidad Católica de Argentina constata que la pandemia agudizó los índices de pobreza

El equipo del Observatorio de la Deuda Social (Universidad Católica Argentina) presentó un nuevo informe que corresponde y compara los ingresos de cada hogar con los valores de la canasta de pobreza e indigencia.



Escalofriantes números

Su director, Agustín Salvia, exhibió la muestra que señala la fuerte declinación de la situación socio-económica y laboral.

Lamentablemente, la pandemia disparó el índice de pobreza a un 44,2%, lo que significa un incremento del 3,4% con respecto a la última medición del 2019.

La indigencia subió del 8,9% al 10,1%.

Se habló también de la infantilización de la pobreza en los centros urbanos. Esto significa que, en los menores de 17 años, la pobreza subió de un 59,5% al 64,1%.

El escenario Covid mostró que las capacidades monetarias de los hogares sufrieron un abrupto deterioro, con efectos regresivos sobre la pobreza y la indigencia. Este escenario paralizó la inversión, los consumos y la demanda laboral.

Se detuvo la reactivación de la economía formal y afectó, mayoritariamente, a la pequeña y mediana empresa, profundizando la relación entre informalidad económica, pobreza y exclusión social.

En el conurbano bonaerense, la pobreza y la indigencia subieron con mucha fuerza, sobre todo en los segmentos de trabajadores marginales e informales.

Algunas conclusiones

Para el director del Observatorio, los efectos de la crisis social se vieron atenuados por los programas de asistencia, implementados desde el gobierno nacional. De no haber contado con esta ayuda estatal, la pobreza habría escalado hasta el 53,1% de la población urbana. Destacó especialmente el programa denominado Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), cuyo efecto incidió para reducir la indigencia en un 8,3% y la pobreza en un 6,4%.

Desde su opinión, “que el efecto COVID no fue “democrático”: se acentuó el deterioro social en los sectores más vulnerables, mientras que los sectores medios y altos estuvieron más protegidos.

De acuerdo a la información del Observatorio, en los últimos años de la década, los indicadores muestran:

  • Un aumento de la pobreza, desde lo estructural.
  • Que las brechas productivas y sociales no disminuyeron, más bien parecen agravarse.
  • El sector microinformal de subsistencia (economía social) con precariedad y baja productividad se ha empobrecido.
  • La desigualdad estructural aumentó y se ve reflejada en una mayor inseguridad alimentaria, mala calidad del hábitat, bajo acceso a los servicios de agua y energía, saneamiento y vivienda.
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