El pontificado de Francisco cumple nueve años, en tiempos difíciles para el mundo y la Iglesia ha desplegado su misión apostólica con talante humilde, entusiasta e innovador.
El Magisterio de Francisco es el magisterio de la misma Iglesia de los Apóstoles de Nuestro Señor Jesucristo asentada originalmente en la piedra de Pedro, el Príncipe de los Apóstoles.
Los 9 años del papa Francisco en su servicio al santo pueblo de Dios, como le gusta decir, está lleno de las sorpresas del Espíritu y de nuevos desafíos evangélicos para la Iglesia.
Durante nuestra época de juventud las personas nos enfrentamos a todos aquellos desafíos diarios que, aunque sin intención, logran formar un carácter, una personalidad y unos sentimientos, pero, sobre todo, una fe.
El gran desafío de los jóvenes es dejar de ser un sofá y desgastar los zapatos llevando la buena noticia, el Evangelio, no solo con la palabra, sino siendo testimonios vivos, caminando juntos como una verdadera Iglesia.
Los desafíos que lo jóvenes encontramos hoy en día para cumplir la vocación a la que estamos llamados en la Iglesia; la santidad y la misión de evangelizar el mundo, son cada vez más diversos, complejos y dinámicos.
Con la masificación de las nuevas plataformas de comunicación se abren las posibilidades de difusión a través de estas mismas. Es por esto que se requiere la incorporación de nuevos líderes que puedan ocupar estas herramientas de manera útil para conectar a mas personas dentro de un mismo mensaje y plataforma.
Ad portas de la Asamblea sinodal que se abriría al día siguiente –domingo 5 de octubre de 2014–, en el Discurso del Santo Padre al cierre del Encuentro para la Familia del sábado 4 de octubre, pedía que la búsqueda de una sociedad “justa y solidaria” fuese el horizonte que ayudase a “percibir la importancia de la Asamblea sinodal”, que se iniciaría al deslumbrar el nuevo día.
Una parte de la Iglesia teme al Sínodo y estaría contenta si fracasara. Un grupo pequeño pero ruidoso de obispos, sacerdotes y laicos piensan que el camino sinodal afectará profundamente a la Iglesia católica al punto de corromperla irremediablemente.
Se me ha pedido que aborde el tema de la Sinodalidad a lo que accedí, aunque reconozco humildemente que mi opinión es tan solo la de un laico interesado y preocupado por el futuro de la Iglesia que no puede dejar de expresar su máximo entusiasmo por esta iniciativa del papa Francisco y su pontificado.