"Aquel joven me dijo: 'He tocado fondo'. Le conocí por casualidad en un viaje. Estaba esperando en un aeropuerto al siguiente avión. Tenía seis horas para mí: leer, rezar, observar, curiosear en los espacios comerciales, pasear… Se me acercó y me dijo: '¿puedo hablar con usted? Es usted sacerdote, ¿verdad?'”.