"Las palabras dominantes en la reflexión eclesial sobre el profesor de Religión de estos últimos años han sido, sobre todo, idoneidad y misión canónica. Esas son las cuestiones que se han querido subrayar pero, quizá, por exceso de celo en esas, no se ha avanzado prácticamente nada en otras dimensiones que hubieran ayudado a mejorar la identidad y misión del profesorado".