“¡En la Iglesia caben todos, todos, todos!”. Lo escuchamos en boca del papa Francisco durante la pasada JMJ de Lisboa. Ha calado mucho esta expresión. En un ambiente eclesial, como el que estamos a punto de vivir en el Sínodo de la Sinodalidad, suena a invitación, a hacer sitio, a evitar prejuicios, a ensanchar la tienda para que haya espacio y lugar para todos. A hacer realidad la comunidad inclusiva querida por Jesús de Nazaret