"Cuantos más años pasan, más gigante se hace nuestra infancia. Lo que hemos vivido hace poco es como un arbolito que acabamos de plantar. No da apenas frutos ni nos abriga. Conforme pasa el tiempo, la infancia no cesa de crecer. Cada año se hace más y más grande y conforme maduramos y sobre todo envejecemos, todavía crece más deprisa, hasta llegar a hacer sombra a las demás etapas de la vida".