"Todos tenemos clavos de dolor en nuestra vida. Algunos tan pequeños que los disolvemos y desaparecen de nuestra vida. Pero otros los llevamos clavados bien hondo y circulan por nuestra vida y nuestro interior. Quizás fallecimientos de seres queridos, separaciones, pérdidas, fracasos… Indican que estamos vivos y también nos recuerdan la dureza de una realidad que pincha y hasta puede matar"