El 4 de diciembre de 1963 era aprobada y promulgada la constitución sobre la sagrada liturgia 'Sacrosanctum Concilium', el primer fruto del Concilio Vaticano II. Una mayoría casi absoluta de los padres conciliares (2.147 votos a favor y 4 en contra) había respaldado el texto que establecía los fundamentos de la liturgia y las líneas de la reforma litúrgica que debía realizarse.