24/05/2019 | José Lorenzo
“Lo dijo en su ordenación episcopal: ‘Quiero tener por amigos a los que padecéis las consecuencias del mal y del pecado de los hombres’. Aún no lo sabía, pero lo que se iba a encontrar en Astorga era un pozo más negro que las galerías de su tierra asturiana. Allí se topó no solo con esas víctimas del pecado de los hombres, sino también con aquellos hombres que habían pecado al amparo eclesial. Allí, entre los suyos, empezó el calvario que rompió su corazón”.