La Iglesia, madre y maestra, sabe por experiencia que donde hay vacíos en el ser humano, hay también un lugar para la esperanza. Desde esa conciencia, en medio de la intemperie e indigencia que estamos viviendo, abre sus puertas al Mesías para llenar esos vacíos y desesperanzas. Por eso, nos hace el regalo del Adviento, un tiempo en el que la luz del Salvador –como en la historia de Ibrahima– viene a sostener nuestras luchas y a darnos razones para la esperanza
'C’est la confiance' es una exhortación apostólica breve, pero incisiva, que nos recuerda que el amor es gratuito y que toda relación con Dios que no vaya en esa dirección, al final nos aleja de Él
Toda mi persona, como tú, está viviendo días y noches de confusión, de dolor propio y ajeno, pues han muerto familiares, amigos, vecinos, parroquianos… y miles de personas. Desorientación, extrañeza, …
El vicario general de la Diócesis de Getafe recuerda al que fuera "la mediación, el testigo, el discípulo misionero" que Dios puso en su camino para ser hoy "sacerdote de Jesucristo y vivir humildemente este ministerio"
El reciente fallecimiento de su padre ha empujado al autor a compartir una experiencia de cruz y resurrección muy personal, con la confianza de que sus recuerdos y reflexiones puedan iluminar el camino de cuantos atraviesan estos particulares calvarios cotidianos
Con la Resurrección de Jesús, los “heridos por la vida” experimentan un nuevo amanecer. En vísperas del II Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia (28 de abril), el Señor nos llama a salir a los caminos y ser misericordiosos con esos hermanos más necesitados
Dios, donación constante de amor, nos entrega el verano como tiempo para gustar de la familia, los amigos y compañeros, del silencio y de la oración… También de la suave y sanadora fragancia de la Creación, casa común por la que nos invita a velar cuidadosamente cada nuevo día
La Pascua que nos disponemos a celebrar arranca en la periferia de Belén, donde Jesús se encarnó en la historia humana invitándonos a descender hasta los últimos y a vaciarnos con ellos. Hoy, el Crucificado nos llama a que –como dice Francisco– “toquemos la miseria humana, la carne sufriente de los demás”, porque el Resucitado sale cada día a nuestro encuentro “en figura de otro” (Mc 16, 12). Solo así contribuiremos a la construcción del Reino que Dios, en su infinito amor, nos ha donado a través de su Hijo.