En estos días, en muchas de nuestras casas, el Niño Dios ha nacido en una noche iluminada por lucecitas y guirnaldas. Los pastores se apresuran y tres camellos se ven llegar a lo lejos, por un camino amarillo de polvo de serrín. El único paisaje, improvisado en el ámbito de las calefacciones, son árboles fingidos con haces de romero, ramas de abeto o praderas de musgo. En el horizonte, montañas de papel roca arrugado y lejanas casitas de plástico, perdidas en esta serranía de montes de la imaginación.
La reciente visita apostólica del papa Francisco a Mongolia ha estado sembrada de hallazgos felices y de gestos audaces, con un profundo significado espiritual. A un Papa tan pendiente de esos detalles de cercanía tampoco se le pasó por alto que, hace exactamente cien años, el sacerdote jesuita Pierre Teilhard de Chardin compusiera en esas mismas tierras mongolas una de las piezas místicas más relevantes del siglo XX: 'La misa sobre el mundo'.
La Conferencia Episcopal Francesa (CEF) acaba de abrir el proceso de beatificación del teólogo jesuita Henri de Lubac, una de las figuras clave del Concilio Vaticano II y de la renovación que vivió entonces aquella Iglesia anquilosada en sus estructuras y temerosa de la modernidad que había pastoreado Pío XII.
La barcelonesa Mercè Prats, profesora de historia en la Universidad de Reims y colaboradora con la Fundación Teilhard en París, ha publicado 'Une parole attendue', un originalísimo libro que recoge una buena colección de la obra clandestina de Teilhard en los tiempos de silenciamiento impuesto
¿Quién se anima a leer en estos tiempos de prisa y de superficialidad una carta de 184 páginas como 'Laudato si'? No es fácil, incluso sabiendo que este llamado ético del papa Francisco a la humanidad ha sido hasta ahora la mejor contribución de la Iglesia católica a las cumbres internacionales sobre el clima
Para los sectores más tradicionales de la Iglesia, Laudato si' fue la confirmación definitiva de que el Papa se había vuelto comunista o, al menos, se había dejado caer sin remedio hacia la izquierda más temible del espectro político, en lugar de aliarse con la gente de orden que vota “religiosamente” a los grupos políticos que, como Dios manda, son conservadores de las esencias que hay que conservar. No faltaron tampoco los que se miraban con media sonrisa de conmiseración pensando que el Papa se había apuntado también a la moda ecologista
Se cuenta que hubo una vez en las cocinas de palacio un cocinero con fama merecida de prudente y, además, con muy buena dosis de inspiración democrática. Entre ollas y cazuelas, se le ocurrió reunir un …
Se decía que la COP26 era la última gran esperanza para salvar el planeta. Para muchos, en cambio, esta cumbre global sobre el clima no ha pasado de ser un festival mediático de pura palabrería y promesas vanas
Desde Laudato si', el papa Francisco nos invita a una conversión ecológica. Al hilo de ella, hacemos dos propuestas de reflexión para iluminar y llenar de esperanza comprometida estos vertiginosos tiempos actuales y habitar los dos universos en que vivimos: el universo biológico y el metauniverso digital