Las mujeres queremos poder salir solas. Queremos caminar y vivir seguras. Ya no nos callamos y nos negamos a seguir paralizadas por las opresiones de un sistema patriarcal que durante siglos nos ha querido hacer sentir inferiores, incapaces y dependientes.
El Papa se mantiene en una antropología de la diferencia en la que “la mujer” en singular es el complemento (perfecto) de los varones. La mujer está construida como un todo y es sublimada e infantilizada.
¡Que se ahogan! ¡Qué los pueblos que hemos empobrecido se ahogan! ¡Por eso huyen! He visto sus rostros. Los he visto de vuelta tras intentar coger una patera cerca de Mole Saint Nicolas.
“Gracias, Isa, por ser Evangelio vivo, por dejarte partir, por entregarte sin reservas. Ese gesto de amor no necesita muchas homilías, lo entiende todo el mundo”