“¿No es curioso que muchos hayamos sentido que hemos vivido una de las Semanas Santas más intensas, en lo espiritual, de nuestra vida sin participar en ninguna procesión o celebrar la Vigilia Pascual? Nunca antes había quedado tan patente el sentido comunitario y eclesial de la comunidad que vibra por los que no están como en estas celebraciones casi privadas. ¿Saldremos mejores de esta pandemia en lo que a auténtico sentido de la liturgia –el que está más allá de la rúbrica– se refiere?”