“Más allá de los datos, lo peor es que esta persecución no tiene visos de acabar ni siquiera en los países en que es de una menos intensidad. Un resquicio de visibilidad y mayor empeño por la comunidad internacional no vendría mal. Pensar que cuando se leen las bienaventuranzas y Jesús dice “Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan”, para algunos esto es más que una metáfora del ir contracorriente… nos ayudaría a ser más sensibles. Estamos en el siglo XXI, llegamos a 2020, pero aún tanto por hacer en humanidad”.