“Sacerdotes en cárceles, hospitales, grupos de jóvenes o catequesis de adultas, en las aulas, los campos de refugiados o en las misiones… todos ellos, buscando en el fondo de su vocación están llamados a romper con la indiferencia y la desidia y afrontar su ministerio como un servicio de trinchera y no como una servidumbre que poco tiene que ver con el estilo de vida de Jesús”.