“Por mucho que la Iglesia, especialmente en monasterios y abadías, conserve las melodías de antaño, el valor catequético y pastoral de la música también necesita de una continua actuación. Es triste constatar que en este terreno diócesis, movimientos, congregaciones e institutos seculares han perdido fuelle. ¿Será que en los tiempos de internet y del copia y pega ya no hay capacidad de creación? ¿Los sentimientos religiosos no inspiran en los creadores nuevas formas de 'cantar las maravillas del Señor'?”