“La llanura de Nínive ha sido la casa de muchos cristianos durante siglos, una presencia ininterrumpida que ahora puede ser arrasada del todo y las celebraciones como la Navidad borradas del mapa del paraíso bíblico. Parece que ni habrá Navidad de la de escaparates y luces de colores, pero pronto tampoco habrá de la verdad”.