“En Asia, las comunidades cristianas, sin apenas sacerdotes y formando parte de la minoría más pobre, han mantenido el rescoldo de la fe en el Resucitado. El uso de algunas liturgias orientales o la pervivencia del rito tridentino de la misa han alentado ese fuego que es la fe sencilla de quien vive la fidelidad más allá de la conveniencia social”.