“Puesto que estamos ante un autor incomprendido (y mucho más ante su momento más incomprendido), no podemos esconder el meollo de toda su obra (de toda su vida): alguien sin fe, defendía con toda su alma que España (la lengua española) tenía una misión ante el mundo. ¿Cuál? Preñar con una creencia auténtica en Jesús de Nazaret una civilización esperanzada en la vida que nunca muere; o, al menos, sembrar una duda necesaria en que es posible que haya eternidad de amor”.