Es el primer laico que ocupa este cargo en la Iglesia belga, que sigue la senda de la alemana, que también ha elegido para el mismo cargo a una teóloga
Máster en teología y ciencias religiosas por la Universidad Católica de Lovaina, habla francés, inglés y español y trabaja con los más vulnerables
Reconoce que es “un gran honor” y “un signo de la voluntad de los obispos de evolucionar hacia una Iglesia sinodal en la que los laicos tengan un papel”