01/09/2018 | Pablo Savoia
"Confío en el poder reparador del abrazo. Creo en el legítimo cariño que nos hace humanos. Apuesto por vínculos sanos que sean cálidos, pero sin dominar, ni poseer, ni infantilizar. Sigo a ese Jesús que fue criticado por tocar al leproso o dejarse acariciar por la mujer que ungió sus pies con perfume".