“Contemplamos con nuestros ojos a muchos que ven fallecer a sus familiares con angustia, sin que les llegue un poco de oxígeno. Otros esperan su turno para ver cómo queman los cadáveres de los suyos en las hogueras funerarias sin tiempo para rituales ni oraciones. Por no hablar de los muertos en soledad en las aceras de las calles…”.