"Jesús nos posibilitó conocer y reconocer un Dios diferente, un Dios que es un Padre con entrañas de Madre, misericordioso, lleno de ternura, que se 'encarna' y se hace presente en la vida concreta; que quiere la alegría y el gozo para todos sus hijos e hijas y que asume el dolor y el sufrimiento que padecemos día a día. En Jesús, Dios se nos revela compartiendo nuestros anhelos, solidarizándose con nuestras luchas, despertando en nosotros el deseo de la liberación, ayudándonos a enfrentarnos con esperanza a la complejidad de la vida"