Una de las frases que resuena en la noche de la pascua, al consagrar el nuevo cirio es, ‘suyo es el tiempo’, pero ¿qué podrá significar dicha expresión en un tiempo en el que parece triunfar el odio, el mal, y la violencia?

La Pascua es un tiempo privilegiado para sopesar y valorar el sentido real de la vida, pero sobre todo para descubrir la novedad, siempre nueva, de la Resurrección de Jesús y su efecto en la vida de cada uno.

El papa Francisco habló sobre la situación en Nicaragua, aquellos que insistieron en ponerlo como cómplice, se equivocaron. Bergoglio no es un aliado de la izquierda dictatorial del continente.

El suave y estrecho baile porteño al sonido del bandoneón, puede ser el soundtrack del pontificado; ya que la llegada de Francisco no significó cambios abruptos ni a la fuerza.

Las tragedias humanas del siglo XX, a causa de conflictos políticos, siguen siendo relativamente recientes como para olvidarlas, o peor para repetirlas.

El 14 de febrero, día del amor y la amistad, comercialmente se ha vuelto una celebración universal, y aunque suene a un sentimiento cursi, urge rescatar el sentido real del término amor.

Una forma de medir qué tan democráticos son los gobiernos —al menos los que dicen serlo— es plantear la posibilidad de que no estén en el poder. Es decir, no verse siempre como gobierno.

Los dos papas tuvieron aspectos distintos de una misma realidad: el carisma petrino; ambos fueron necesarios, y de alguna manera, recíprocos.

Ratzinger, el gran teólogo del siglo XX, sin duda alguna pasará a la historia por dos aspectos fundamentales en su vida; su luminosa y extensa herencia teológica y la magnánima decisión de renunciar al oficio de papa.

El mismo Jesús del camino, la verdad y la vida, fue el que se sometió a la voluntad del Padre, aprendió a obedecer sufriendo, dice la carta a los Hebreos, de tal manera que, ser provida no equivale a enfrentarse contra los que apuesten por una salida distinta.