María se alegra al descubrir la presencia de Dios que la envuelve, que la habita y que la envía. Camino que emprende en subida y en bajada, con gozos y con cruces, con un Dios muy nítido y con situaciones en que parece esconderse, con palabras y con silencios.
En la maravilla de la creación Dios nos crea con una madre, todos nacemos de una mujer a quien se llama madre y a la vez Él para humanizarse, quiso necesitar de una madre y se hizo hijo de ella y con la vivencia de un parto doloroso, nos la compartió para siempre.