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Trinidad Ried

Trinidad Ried

Monstruos SA

Saliendo del clóset

“Si bien les temía mucho a las arañas y a los 'fantasmas' que mi mente ideaba, al cerrar los ojos, entraba –como los niños de Narnia– en un espacio de fantasía, belleza, bondad, hadas y duendes que me consolaban y me confirmaban mi valor personal”

Duelo compartido, pero no igualmente vivido

“Uno a uno, compartimos el sentir y el pensar, expresando las rabias, frustraciones y penas que teníamos guardadas para no preocupar o molestar. El tema es que adentro todo eso nos estaba matando y, al sacarlo afuera y reconocer nuestra diversidad, fue un alivio y una catarsis maravillosa”

Agua en el bote

“Toda tormenta siempre trae vida nueva si resistimos la corriente y perseveramos remando. Dios nunca duerme y jamás nos abandona… Solo debemos integrarnos armónicamente con la naturaleza y contemplar la vida nueva que se está gestando en medio de la tempestad”

El acróstico de la alegría

“Darse cuenta de que todo es gracia y bendición nos puede llenar de alegría por el mero hecho de estar respirando y tener la oportunidad de seguir percibiendo todo lo bello, bueno y verdadero que nos rodea”

El muro (II): el regreso al jardín

“Lo bello de esta demolición a punta de femineidad y cuidado maternal es que, poco a poco, empezamos a vislumbrar los pequeños brotes, las florecitas, los musgos de nuestro jardín interior y a escuchar el rumor de las aves y los ríos bellos que recorren nuestro corazón”

El muro (I)

“Si pudiésemos tomar una fotografía con un dron espiritual capaz de adentrarse en el fondo de nuestro ser, veríamos cómo, en todos nosotros, hay edificado un muro tan doloroso e infranqueable como el que dividió a Alemania décadas atrás”

Ser pa’loma…

“Si estamos centrados en nosotros mismos, nuestros problemas, dolores y preocupaciones, difícilmente podremos percatarnos de que nos necesitan en escena. De ahí la importancia de conectarse de verdad con el otro que tengo al frente”

Cómo cultivar el silencio

“Uno de los compañeros del grupo no paró de hablar. Habló y habló de cosas sin importancia porque no comprendió que estábamos allí para compartir el silencio y, de esta manera, poder comunicarnos desde el alma...”

Cómo cultivar “calugas” místicas

“Un verdadero místico opta por amar en el trabajo, en la ciudad, en la familia, en su país, en su economía, en las redes sociales, en la política, en el servicio, en todos los ámbitos de su ser y en todos los lugares donde le toque estar”
La ciudad de las estrellas La La Land

La ciudad: luces y sombras de nuestro hogar compartido

“Que cada persona que nos encontremos sea otro Cristo para cuidar, saludar y conocer. Que cada encuentro vaya dejando estelas de dignidad y buen trato desde lo presencial a lo virtual, poniendo especial atención a los que lo están pasando peor”