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Trinidad Ried

Trinidad Ried

Espíritus encarnados

Desde Descartes en adelante, al menos en Occidente, hemos olvidado el cuerpo como parte integral de lo que somos. (...) La persona que no se habita a sí misma genera un sin sentido que está afectando profundamente a la humanidad.

La horizontalidad: clave para una comunicación sana

El individualismo y el rendimiento que imperan hoy exacerban los vínculos verticales, el sectarismo, los guetos, la tiranía de la imagen y la soberbia como modo de relación.

Adviento en el cuerpo de un delfín

Si estamos atentos en la vida, no distraídos ni dormidos, podemos tener la oportunidad de que todo y todos nos hablen de Dios, especialmente en este tiempo de Adviento, donde queremos aquietarnos y encontrarnos con Él.
circo

Un elefante en el camino

Cuando este delicado equilibrio se quiebra, un “elefante” compuesto por miedo, rencor, rabia, desconfianza, soledad, dolor y toxicidad en general, empieza a crecer en medio de ese vínculo e impide que las personas se encuentren y puedan “bailar” con libertad y felicidad.

Y descendió a los infiernos…

Los dolores de la infancia quedaron sepultados en el fondo de nuestro cuerpo y psique, y siguen influyendo e irrigando nuestros pasos. Hasta que un experto no nos ayude a sacar toda esa energía acumulada, seguirá nuestro ser sin poder subir a los cielos de su plenitud.

Adviento, ocasión para cambiar

Avancemos hacia una Navidad real: sin prisa, pero sin pausa, siguiendo la estrella de la esperanza de Dios, guiando nuestro trabajo de transformación, podremos llegar al 24 de diciembre más libres del ego... Más felices y en paz.

Colgando de un hilo

El desafío está en reconocer cuál es nuestra “cuerda” y tenerla muy bien afinada y firme al cielo y a la tierra donde vivimos. Solo aceptando y valorando lo que somos, podremos “vibrar” adecuadamente y cumplir la voluntad y el sueño de Dios con nosotros.

Estar preparados

Ver el blanco radiante recuperar su brillo es un gozo que nos devuelve la esperanza y el entusiasmo por vivir más. Si así sucede con un baño, una pared o un artículo dañado por el tiempo, cuánta más felicidad podemos obtener si purificamos nuestra alma.
imagen de estudio de violencia contra una menor

Jesús y las personas cortisol

La persona pierde la confianza en la vida, en los demás, en Dios mismo, y se focaliza solo en acaparar, sin compartir ni gozar de lo que posee con libertad. Se vuelve esclavo de las cosas y, por lo mismo, el cortisol se apodera de su vida y hace mucho daño en los demás.

Una cruzada de humanización: reconectar con lo esencial y lo divino

¿Qué misterio creemos se esconde en nuestra mirada? ¿Cómo podemos conocer esa riqueza original que se siente cuando estamos a solas con nosotros mismos? ¿Quién es el otro espiritualmente hablando y qué podemos aprender ambos de este encuentro?