El otro día leía en un diario económico cómo las grandes bases de datos, los desarrollos de las tecnologías de la información (lo que ahora se denomina la inteligencia artificial) y la ampliación de la capacidad de cálculo pueden permitir prever con más precisión el precio más alto que están dispuestos a pagar los posibles asistentes a un concierto por una entrada. También prevén con bastante exactitud el número de asistentes previsto para poder elegir el local adecuado y a quien tienen que publicitarlo.
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Esto que se puede hacer en el sector de los conciertos en directo, pero también en muchos otros sectores. Cuando compramos siempre en las mismas plataformas o utilizamos los mismos filtros informáticos, estos acumulan una información ingente sobre lo que hacemos que les permite, no solo ganar mucho dinero ajustándose a nuestros gustos, sino también ofrecernos aquella información que creen que es más adecuada para nosotros, darnos aquellas noticias que queremos conocer, saber nuestras inclinaciones políticas, etc. Este gran poder estadístico preocupa a algunas personas que piensan que pueden acabar siendo manipulados por estas grandes empresas tanto económica como políticamente.
Al mismo tiempo, los estados también tienen o pueden tener mucha información sobre nosotros porque hacemos la declaración de la renta, porque utilizamos medios digitales y bancarios para mover nuestro dinero y estos pueden ser fácilmente monitorizados. Los medios tecnológicos hacen que podamos estar más controlados, que el Estado pueda saber muchas cosas sobre nosotros. También hay personas preocupadas por esto. Se trata de colectivos a quienes no gusta que el Estado tenga tanta información sobre ellos. Muchos de ellos ven la posibilidad de que el Estado utilice todos estos datos para controlar la sociedad como si de “1984” (la novela distópica de George Orwell) se tratara.
Dos fuentes de control
Nos encontramos con dos temores que ahora parecen encontrarse: el temor a que las empresas nos controlen gracias a los datos que acumulan y el temor a que el Estado nos controle gracias a los datos que tiene. Ahora, estas dos fuentes de control en la sociedad parecen darse de la mano en el gobierno estadounidense. La alianza entre el poder político y los grandes directivos de empresas como ‘Amazon’, ‘Google’, ‘Facebook’ y ‘X’ (antes ‘Twitter’) nos llevan a una concentración de la información y a una alianza entre el poder económico y el político.
Si además, el nuevo gobierno liberaliza, como parece que está dispuesto a hacer, el trabajo de estas empresas tecnológicas, nos encontramos ante una concentración de información que puede llevar a un control de la sociedad exhaustivo. Algunos afirman que el gobierno chino ya lo está llevando a la práctica, pero ahora parece que el otro gran país del mundo, podrá hacerlo también en su favor y en el de esas grandes empresas. Esperamos que existan contrapoderes (algo esencial en toda democracia) o maneras de que esta posibilidad no se lleve a cabo totalmente.