Teresa García, responsable de Difusión de la HOAC
Responsable de Difusión de la HOAC

1º Mayo: trabajo decente para vivir con dignidad


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La pandemia ha puesto de relieve lo vulnerables e interconectados que estamos todos. El coronavirus no es la única enfermedad que hay que combatir en la sociedad y, por ende, en el mundo del trabajo, sino que la pandemia, ha sacado a la luz patologías sociales más amplias.



Esta crisis está destruyendo millones de puestos de trabajo, precarizando las condiciones de trabajo existentes y en esta situación: ¿cómo podemos entender que en el estado de pandemia que estamos padeciendo, con la destrucción de empleo y la cantidad de trabajadores en ERTE que tenemos, hayan aumentado los accidentes laborales en nuestro país? ¿Cómo es posible que el pasado año 708 personas hayan salido de su casa a trabajar y no hayan vuelto porque un accidente laboral ha segado sus vidas? Estas vidas truncadas han supuesto un incremento del 2% respecto al año anterior. ¿Cómo consolar y explicar a estas familias rotas lo sucedido? Esto, no es un problema de estadística laboral ni un problema individual, es una cuestión social de primera magnitud y por ello debe incorporarse a la agenda de las organizaciones sociales y políticas.

El problema más grave que tenemos en nuestra sociedad es la disolución de lo humano. Por eso, se hace necesario formular propuestas políticas concretas que posibiliten un cambio social para reconstruir nuestra humanidad y situar a la persona como lo primero. Es una cuestión moral prioritaria que nos planteemos lo que estamos llamados a hacer personal y comunitariamente ante este drama que estamos padeciendo. Es urgente y necesario nuestro compromiso por un trabajo decente que cuide la vida y nos permita vivir con dignidad, reclamando que el verdadero valor del trabajo reside en la persona que lo realiza y no en su rentabilidad económica.

Desarrollo de las personas

Como creyentes, seguidores de Jesucristo, estamos llamados a reconocer a todas las personas como hermanos y hermanas. Junto con ellas, hemos de luchar y proclamar que, en esta sociedad presidida por los intereses particulares, e indiferente ante el sufrimiento ajeno, no hay salida individual. La única manera de solucionar mis problemas es luchando para solucionar el problema de los demás, y que en esta entrega generosa se esconde el secreto de la felicidad humana. Esta realidad no se cambia sola, sin mujeres y hombres comprometidos en trabajar por una sociedad nueva y decente, esta transformación no será posible. Ahora más que nunca, hemos de defender el trabajo decente.

El cardenal Carlos Osoro, recientemente ha señalado que, “como Iglesia, nos corresponde recordar la dignidad del ser humano y la importancia del trabajo decente, clave en el desarrollo de cada persona y de sus familias”.

Trabajadores_w

Cuando recreamos nuestros sueños y utopías de que un mundo mejor es posible, y empeñamos nuestra vida en ello, experimentamos que estamos vivos, que somos mejores para nosotros y para los demás. Por esto, celebrar y vivir este nuevo Primero de Mayo, es o puede ser una oportunidad que nos haga mejores personas.

El papa Francisco nos anima a ello hablándonos de la caridad política: “Reconocer a cada ser humano como un hermano o una hermana y buscar una amistad social que integre a todos no son meras utopías. Exigen la decisión y la capacidad para encontrar los caminos eficaces que las hagan realmente posibles. Cualquier empeño en esta línea se convierte en un ejercicio supremo de la caridad. Porque un individuo puede ayudar a una persona necesitada, pero cuando se une a otros para generar procesos sociales de fraternidad y de justicia para todos, entra en ‘el campo de la más amplia caridad, la caridad política’. Se trata de avanzar hacia un orden social y político cuya alma sea la caridad social. Una vez más convoco a rehabilitar la política, que ‘es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común’” (FT 180).