José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

Amoris laetitia en carne viva


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JUEVES 30. Informe sobre familia, elaborado por Comillas y auspiciado por el Arzobispado de Madrid. Radiografía imprescindible para esbozar una pastoral con familias. Debate en el estrado a cargo de Fernando Vidal. Dos hombres sin miedo a dar rienda suelta su ternura paternal. Brota una expresión. Antropología de barrio. Dícese de aquella que nace de una conversación con el quiosquero, de observar cómo se mueven los padres con sus hijos en el parque, o de ver de qué se llenan las cestas del supermercado. Ahí se palpan las familias reales, esas que se quedan en el dintel de la parroquia.

VIERNES 1. Amoris laetitia en carne viva. En los juzgados. También es antropología. La que se escribe desde el dolor de una ruptura. La de la paternidad convertida en una lucha por la custodia. De poco sirven en este escenario las cuitas sobre la comunión de los divorciados vueltos a casar. Pero sí se aplica esa misericordia transversal que no tiene nada de efecto placebo y sí de antibiótico que cura, que sana, que calma.

SÁBADO 2. Mercadillo de la Fundación Aladina. Tendero por un fin de semana en el puesto de los periodistas. Un máster en cosméticos, sales gourmet y vinos de Jumilla. Todo, íntegro para luchar contra el cáncer infantil. De vez en cuando, entre la marabunta, una silla de ruedas, una máscara o una gorra recuerdan el sentido del maratón. La venta sigue mientras ellos esperan. Adviento en Aladina.

DOMINGO 3. Quedan unos minutos para cerrar el puesto. Liquidación por cierre. Paloma se inventa sobre la marcha cestas de regalos para dar salida. El último empujón. Custodio y yo nos topamos con alguien que busca aprovecharse de la buena voluntad hasta el punto de considerar que aquello es un bazar. “Con la solidaridad no se regatea”. Ese alguien se va con aspavientos. La solidaridad se queda.

LUNES 4. Solo Julián del Olmo sabe los kilómetros que acumulan sus zapatos, gastados y desgastados por recorrer territorios de misión en los cinco continentes. Detrás del objetivo, ha hecho de Pueblo de Dios una Iglesia en salida antes de que el papa Francisco acuñara el término. Su ¡Bravo! contiene un aplauso a la humildad del que sabe disfrutar del segundo plano poniendo el foco en quienes viven en la penumbra de los epicentros televisivos. Bravo.

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