A los pocos días de la fiesta de Santa Teresa, el Papa invitó a los participantes en el Sínodo, y a quien quisiera unirse, a una oración ante una escultura como un barco esculpido en bronce por Timothy Schmalz, ‘Angels Unawares’, que representa a “personas de todas las edades que se han visto obligadas por alguna razón a huir de su país y de sus hogares”. Y así, “la Asamblea Sinodal que está aprendiendo a caminar junta como Iglesia tendrá la oportunidad” de hacer visible de forma simbólica “este viaje” realizado junto “a algunas de las personas más vulnerables de la Tierra, especialmente aquellas que huyen o se ven obligadas a abandonar” su patria, es decir, “aquellos a los que llamamos migrantes y refugiados”.
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Estaba esos días sinodales pensando en santa Teresa. Y cuando uno deja volar la imaginación, la loca de la casa, que diría Santa Teresa, puede diseñar proyectos demasiado “ensoñadores”. Pero cuando santa Teresa escribió sobre la imaginación como la loca de la casa, se refería más al parloteo que nos seca y empobrece inútilmente. Aquí hablaré de la imaginación creativa, que obviamente tiene una gran utilidad. Con noticias reales.
Ahí vamos:
En el cruce de caminos y culturas que suponen todos los mares y, en concreto, el mar Mediterráneo, me acompaña al escribirlo la canción del mismo nombre de Serrat. Evocando a los que sueñan y luchan por la vida arrancándolas de la muerte que, por ejemplo, han convertido ese Mediterráneo vital en un nuevo Mar (de) Muerto(s). Un mar de mil riberas que tocan Europa, África y Asia occidental. He tenido oportunidad de hablar con migrantes que han atravesado el Mare Nostrum. Con lágrimas en los ojos que se van uniendo al agua salada del mar. Por los sueños robados y tantas utopías rotas en muchos mares, lechos de muerte para aquellas vidas que están a punto de sucumbir mirando al cielo (de noche o de día) con una esperanza agotada. Como la letra musicada de Serrat sigue repitiendo: “En la piel tengo el sabor /amargo del llanto eterno / que han vertido en ti cien pueblos / de Algeciras a Estambul”.
Podríamos imaginarnos en esos mares distintos barcos que trasportan migrantes cerca unos de otros surcando rutas próximas. Con personas que hacen verdad ese llanto eterno por los que el Papa ha orado a la vez que ha criticado “los que ven y pasan de largo, seguramente buscándose una buena excusa, en realidad por egoísmo, indiferencia, miedo”.
Y dejando volar la imaginación dejé aparecer estos cinco retazos para este paño:
1.- El indigno barco BibbyStockholm
Por ejemplo ese barco indigno que apareció en tantos medios lleno de contendores como habitáculos para mal vivir para migrantes. El BibbyStockholm para acoger 500 hombres. Utilizada anteriormente para albergar a personas sin hogar, solicitantes de asilo. Una indignidad flotante prevista por un plan británico consistente en enviar desde Inglaterra a Ruanda -país africano a 6.500 km de Londres- a los solicitantes de asilo, por parte del gobierno del conservador Rishi Sunak. La ironía surge una vez más porque Sunak es nieto de inmigrantes indios. Por cierto, los Bibby, familia dueña del barco, traficaban con esclavos en el siglo XIX.
2.- Las pateras que cruzan el mar
Esta barcaza pudiera cruzarse con las distintas y numerosas pateras que cruzan el mar. Y que en el Mediterráneo se han duplicado en lo que llevamos de 2023. Son embarcaciones inadecuadas y atestadas donde yo he visto salvavidas (más bien “provoca-muertes” de juguete, casi de papel). Vigilados por la fuerza de las armas más que por la razón o el dáalogo que aborde una migración segura, protegida y regular. Y no deseo hablar de cifras como los crecientes llegadas recientes a Canarias. Porque escribiendo sobre números, y números, se nos olvidaría que estamos hablando de personas y sus terribles experiencias además de los peligros que les acechan.
3.- El acuerdo entre la UE y Túnez
Quizás en alguna de esas pateras viajaran migrantes provenientes de las costas tunecinas. Donde el acuerdo entre Unión Europea y Túnez hace cómplice a la UE en abusos contra personas refugiadas, solicitantes de asilo y migrantes. Un acuerdo que indica la aceptación de la UE de una actitud cada vez más represiva por parte del presidente y el gobierno de Túnez. Cuando además se daba la trágica circunstancia de en ese contexto las autoridades tunecinas dejaban a cientos de personas —niñas y niños incluidos— atrapadas en las fronteras situadas en zonas desérticas, inicialmente sin agua, alimentos ni refugio. Al centrar sus políticas y su financiación en la contención de la migración y la delegación del control de las fronteras y no en garantizar rutas seguras y legales para quienes intentan cruzar la frontera sin riesgos, los dirigentes de la UE han vuelto a embarcarse en unas políticas fallidas que se basan en un insensible desprecio de las normas básicas de derechos humanos. Esto hace que la Unión Europea sea cómplice en el sufrimiento resultante, que será inevitable.
4.- Open Arms
Seguimos con la imaginación. Esta vez adivino a una de esas pateras que está siendo rescatada por el barco de rescate Open Arms con sus dificultades: a finales de agosto les sancionaron después de pedir su ayuda en el rescate de migrantes a lo que muchos contestan que “Italia usa la ley según le conviene”. Sanción promovida por las autoridades italianas, las mismas que (¡ menuda ironía!) le habían pedido ayuda anteriormente para rescatar a migrantes.
5.- ‘Angels Unawares’
Esos barcos, barcazas, pateras, o barcos de rescates, se cruzarían también con la escultura ‘Angels Unawares’ (140 migrantes y refugiados de distintas partes del mundo), que “navegaba”, desde la Plaza de San Pedro, con los vulnerables y, me parecía, también con muchos sinodales dentro de la gran barca eclesial. De entre todo ellos, sobresalen unas alas de ángeles remitiendo al texto de la carta a los Hebreos: “No olvidéis la hospitalidad: por ella algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles”.
Porque, gracias a muchos, la voz migratoria, sus pies, razas, culturas y edades diversas se han estado escuchando en el Sínodo. Y debería hacerse en el futuro si imitamos el método del discernimiento y de la escucha. En mesas redondas, o con remos más compartidos. Y no nos cansamos. Para escuchar y acompañar desde dentro de los barcos citados .
Sigo creyendo en los sueños por los que muere la gente. Cayendo por el camino o ahogándose en el mar. Sueño con que en los continentes y riberas de todos los mares de América, Asia, África, etc. resucite la Hospitalidad para todos los que arriesgan su vida y puedan volar como ‘Angels Unawares’ (esos ángeles que no saben que los son). Y así saltar cualquier verja (no solo material o física) que impidiera cuajar los sueños.
Alberti soñaba así –refiriéndose a Europa– en ‘La Primavera de los pueblos’. Y podemos trasladar su sueño a los de aquellos de todos los continentes que un buen Papa, o Papa bueno, quiere rescatar (o acompañar) del mar de piedra del Vaticano, por los que tanto grita y actúa:
“¡Volverte a ver, Europa, volver, volver a verte!
Y al fin te he visto, y toda, toda tú me has mirado.
No me vieron ya tus ojos de muerte,
sino con la alegría de un sol resucitado”.