Al convulso proceso sinodal que está viviendo la Iglesia Católica en Alemania, se debe añadir un ingrediente nuevo, que lejos de enturbiar aún más las ya de por sí intranquilas aguas germanas, viene, en mi opinión, a fortalecer su camino hacia un sínodo más inclusivo y dialogante.
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Resulta que la agrupación Nueva Salida (Neuer Anfang), creada desde 2021 por un pequeño número de laicos y teólogos muy preocupados por la situación de la Iglesia Católica en aquel país, se propuso contribuir a la clarificación y eventual corrección de algunas tesis en materia antropológica, ética y sacramental, que se empezaban a infiltrar en el camino sinodal.
En entrevista reciente, una de sus miembros más distinguidos, Birgit Kelle, sostiene que muchos laicos alemanes no se sienten representados por las diferentes asociaciones que conforman el Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK). Insiste en que no sólo existen católicos progresistas en Alemania, y que también deben ser escuchados los laicos más conservadores.
Nueva Salida teme que se socave la relación del episcopado germano con Roma -no quiere un nuevo cisma- y, al mismo tiempo, busca resaltar la figura de los obispos como máximos representantes de la Iglesia, no los laicos.
Huelga decir que sus opiniones en materia de celibato sacerdotal optativo, matrimonio de personas homosexuales, sacerdocio de las mujeres, anticonceptivos, etc., se alejan mucho de las propuestas que han surgido en las asambleas sinodales.
Yo aplaudo la iniciativa, no por coincidir con sus tesis -creo que ellas solo mantendrán el actual status quo-, sino por exigir el ser incluidos en la discusión. De eso se trata, precisamente, el Sínodo: de escuchar todas las voces y opiniones, en especial las discordantes y hasta contradictorias; de discernir aquello que, conforme al Espíritu Santo, se está exigiendo a la Iglesia en la actualidad; de acordar caminos a transitar para que ella sea más fiel al evangelio.
Bienvenida, entonces, Nueva Salida. Su presencia en el sínodo alemán hará que esa asamblea esté mejor representada. Ojalá y también, aunque de manera contraria, en nuestros países hispanos sean también atendidas y convocadas las posiciones más avanzadas, y ya no prevalezcan sólo las más conservadoras, como ha sido hasta la fecha.
Pro-vocación
El pasado domingo comentábamos las dificultades que ha tenido la Pontificia Comisión para la Protección de Menores (PCPM), del Vaticano. Una de ellas es su dependencia hasta la fecha del Dicasterio de la Doctrina de la Fe, antiguo Santo Oficio, en alguna época la Santa Inquisición. El presidente de la PCPM, el cardenal arzobispo de Boston, Seán Patrick O’Malley, exige más autonomía. Ojalá. Ese Dicasterio se distingue por frenar, no por alentar.
