El 30 de agosto se detectó una Boogie Bomb en una maleta facturada en el Aeropuerto bostoniano de Logan. Era una réplica de un juguete que forma parte del videojuego Fortnite (McColgan, 2022). Es un pequeño suceso que permite hablar sobre las fronteras entre ficción y realidad.
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En Fortnite, la Boogie Bomb tiene una forma curiosa. En realidad es una bola de espejos de discoteca a la que se ha añadido la anilla y palanca de las granadas convencionales. Quiere ser un arma divertida que interrumpe la acción de los competidores durante cinco segundos obligándolos a bailar. Durante ese tiempo el jugador no puede construir, usar objetos ni disparar. En ese momento uno puede tomar ventaja sobre ellos. La compañía Spirit Halloween produce réplicas materiales de la granada para los fans de Fortnite y un pasajero pretendió llevársela en avión.
La versión que realiza en cuerpo real Spirit Halloween no está lograda. El volumen no es esférico como en Fortnite, ni los cuadrados que forman su cuerpo tienen los colores que recuerden a la discoteca. Más bien el juguete material parece una granada. El pasajero fue detenido porque los jugueteros imitaron mal a la bomba de ficción: su apariencia era la de una bomba real. La paradoja está servida: una mala copia del juguete parece una buena imitación de la realidad.
Realidad o ficción
La seguridad aeroportuaria respecto a armas de juguete varía. Si se trata de pistolas o subfusiles, está permitido volar con ellas si no parecen reales y van facturadas en el equipaje. En cambio, no se permite volar con réplicas tan buenas que parezcan reales. Si el juguete es demasiado real no es tolerable. El juego debe seguir siendo claramente ficción fantasiosa.
Conforme el mundo va perdiendo realismo para sus habitantes —o estos son capaces de desconectarse de los imperativos de la realidad—, hay mayor trasvase de la ficción al mundo. Es más, cada vez en mayor medida el mundo está formado o expandido por esos mundos de ficción. Hasta el punto de que alguien piense en 2022 que no puede haber problema alguno en portar una simulación de una granada en un avión. Una prueba de la pérdida del sentido de realidad.
Es un indicador del fácil trasvase del juego y la ficción al mundo real, que cada vez sucede con mayor fluidez. La tendencia es el abandono de la realidad para refugiarse en mundos ficticios y el avance de los metamundos acelerarán ese traspaso, la gamificación del ser.
Referencia:
- Flint McColgan (2022). Fortnite ‘Boogie Bomb’ toy replica found in bag at Logan Airport in Boston. Boston Herald, 30 de agosto de 2022.