Caídas del caballo


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Pepe Lorenzo(José Lorenzo– Redactor Jefe)

“A Zapatero, el golpe le sirvió para madurar a la fuerza en su proceso de comprensión de la importancia de la religión en la vida de las personas. En la de los demás, se entiende”

Ya está. El presidente Zapatero tendrá, como Dios manda, su encuentro con el Papa durante la visita que éste efectuará a Barcelona el 7 de noviembre. Ya no irá con el gesto mohíno, los bolsillos repletos de prejuicios y la cabeza recalentada por asesores del rencor, como cuando le saludó en Valencia, en el ya lejano Encuentro Mundial de las Familias, en 2006. Ahora Zapatero da síntomas de mejoría de su adanismo y ha aprendido que ni en política, ni en economía, ni tampoco en religión él es el elemento fundante de un nuevo orden cósmico, por más que se lo profetice Leire Pajín. De Valencia a Barcelona (con permiso de Santiago), media un camino no exento de fuertes tensiones y un par de caídas del caballo. A Zapatero, el golpe le sirvió para madurar a la fuerza en su proceso de comprensión de la importancia de la religión en la vida de las personas. En la de los demás, se entiende. Se ha dado cuenta de que meter la mano en el hondón espiritual de un país es peor que hacerlo en un avispero. Y las picaduras le han nivelado sus índices de idealismo y pragmatismo. No parece haber indicios de fuertes recaídas en lo que queda de legislatura. Ahí está, si no, la sonrisa con que se lo ha certificado De la Vega a Bertone en el Vaticano. A partir de ahora, más colaboración para el proceso de apertura en Cuba y, si acaso, ya veremos, con la Alianza de Civilizaciones.

También una buena costalada se ha dado en el mismo trayecto (pero con escala obligatoria en Roma) una parte de nuestra jerarquía eclesiástica tras su caída ecuestre –más dolorosa por cuanto ha sido forzada– en las relaciones con el Gobierno de Zapatero. Se acabaron las conjuras levantinas, las consignas en las manifestaciones y las palabras chirriantes en la madrileña Plaza de Colón. Sólo la nueva Ley del Aborto, como es lógico, por otra parte, les ha alterado el gesto. Por lo demás, para la convalecencia se les ha recomendado silencio absoluto.

En el nº 2.723 de Vida Nueva.