Cansinos, muy cansinos


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Pepe Lorenzo(José Lorenzo– Redactor Jefe)

“Los pequeños partidos rebuscan entre las migajas del pensamiento líquido la materia orgánica con la que sobrevivir. En nuestro país, el ramplón anticlericalismo decimonónico es el lugar elegido por los partidos de la izquierda radical para hibernar a la espera de tiempos menos comprometedores”

En un mundo globalizado, la supervivencia, el futuro, pasa por la especialización. Por eso, mientras se debate si el fin de las ideologías tiene algo que ver con el agujero negro en el que estamos instalados, y las grandes formaciones políticas que gobiernan el planeta han de abonarse al duro pragmatismo de los balances económicos, los pequeños partidos rebuscan entre las migajas del pensamiento líquido la materia orgánica con la que sobrevivir.

En nuestro país, el ramplón anticlericalismo decimonónico es el lugar elegido por los partidos de la izquierda radical para hibernar a la espera de tiempos menos comprometedores. Que dicen los analistas que estamos asistiendo a un cambio de era…, pues aquí, la única era que interesa es la de Cuatro Vientos, a ver cuánto le va a costar al erario público organizar en esos terrenos un acto con Benedicto XVI durante la JMJ del año que viene. Que entidades civiles –y también religiosas– reclaman de las grandes potencias que aprovechen el estropicio en las costuras del sistema económico mundial para, como prometieron, refundarlo y dotarlo de un alma más humana…, pues aquí intentamos por enésima vez meterle al Papa o a su secretario de Estado una estocada parlamentaria reprobándoles cada vez que abren la boca… Que nuestro Congreso de los Diputados está huérfano de iniciativas que busquen, con grandeza de miras, cómo hacer frente a una situación extraordinariamente complicada como la que está atravesando el país…, pues nada, como no encuentran ninguna mejor, ya va ICV a ver si, por cansancio o despiste, logra colar de nuevo una proposición no de ley que le saque los colores a la Santa Sede y, a ellos, un eco mediático que les libere del sopor en el que están instalados.

Es probable que la Historia no recoja en los anales del parlamentarismo ninguna de las propuestas de Gaspar Llamazares, Joan Herrera o Joan Tardá consignadas en el diario de sesiones del Congreso en esta legislatura. Pero cualquier historiador podrá apreciar que, en sus fijaciones, los tres resultaban cansinos, muy cansinos.

En el nº 2.711 de Vida Nueva.