JUEVES 15. Reunión del Equipo de Pastoral. Somos uno menos. Reflexionamos sobre las ausencias. Del riesgo que corremos de dar carpetazo y actuar como si nada hubiera pasado. Como si todo fuera igual. Error que se paga. Echar de menos es sano, siempre y cuando no impida mirar hacia adelante; pero asumir que toca trabajar desde otros parámetros distintos, más. Sesión sanadora.
VIERNES 16. Nunca me ha hecho mucha gracia la canción I will survive. Quizá por todas las connotaciones añadidas. Hasta que hoy la he vuelto a escuchar. Sin Gloria Gaynor, a ritmo de bossa nova. Tiene otro aire. Pero se me va la melodía a otro lado. Por la letra. Al Superviviente de Ella Baila Sola, esas canciones que nunca llegan a ser single de tirón, pero sí banda sonora propia. Superviviente que no víctima. Superviviente que no mártir. Superviviente, como aquel que sabe vivir frente a la adversidad, no el que sobrevive a duras penas.
DOMINGO 18. Me dejo caer por IFEMA. Es la Mercedes Benz Fashion Week Madrid. Apodo publicitario en inglés que esconde la Pasarela Cibeles. Por aquello de que mis compañeros de allá saben de mis menesteres acá, buscan linkearlo. José Luis me cuenta que anda sorprendido porque María Ke Fisherman, una de las diseñadoras más pujantes, le encarga los bordados más delicados de sus vestidos a unas carmelitas de Huelva. Y Teresa Helbig, que cumple 20 años en esto de la costura, me habla de cómo las cenefas las botellas de aceite que reciben en nombre de España en las embajadas de todo el mundo las ha creado a partir de los mantos de la Virgen de una hermandad sevillana. La Iglesia está de moda.
LUNES 19. Tengo entre mis manos la primera sentencia en nuestro país firmada por la vía rápida. Alguien desde Roma me corrobora que no todos la ven con buenos ojos. Se habla incluso de un grupo, a los que llaman “la sagrada familia”, porque se niegan a considerar nulidad alguna. Decido releer, como hago desde hace semanas casi todos los días, una de las últimas entrevistas del cardenal Schönborn: “En la Iglesia hay una oposición muy fuerte, significativa, activa y vociferante contra el Papa”. Pero no me detengo ahí, sino en otro párrafo: “El Papa me dijo a mediados de julio algo que me impresionó mucho: que tenemos que convencer a la oposición intraeclesial cariñosamente”. Cariñosamente. Cariñosamente. Lo repito como un mantra. Hasta que cale.
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Publicado en el número 3.004 de Vida Nueva. Ver sumario