Mis queridos Melchor, Gaspar y Baltasar: lo primero de todo, os agradezco la ilusión que creer en vosotros ha traído a mi vida desde que era niño. No la perdí al abandonar la niñez; solo maduró, siguió abierta a la gratuidad, la generosidad y la entrega, con regalos que variaron según las épocas y las situaciones.
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Lo segundo, os pido salud de alma y cuerpo para toda mi familia y personas queridas, entendiendo que ni la salud ni la vida son eternas y los seres humanos somos sistemas biológicos que envejecen y se deterioran. Así que más bien os pido que tengamos entereza ante la enfermedad, coraje para sobrellevar el sufrimiento propio y ajeno, ternura y compasión para acompañar y ayudar, así como fe en el Dios Padre de Jesús ante los dolores y padecimientos inherentes al proceso de envejecer.
Generosidad para compartir
También os pido generosidad para compartir, para poder echar una mano a quien pueda necesitarnos; entrega ante las dificultades y esperanza en que puede existir un mañana mejor, lejos de los dolores que a veces toca soportar.
Os pido por mi país, España, y por nuestro mundo. Hemos sido cuna de mártires y santos, poetas y guerreros, artistas y literatos, científicos, y de tantas y tantas buenas personas. Sin embargo, hay hoy entre nosotros quienes concentran su energía en disgregar en vez de reunir; en erigir muros en lugar de derribarlos; en recordar lo malo y penoso de nuestra historia en vez de sus grandes realizaciones.
Actitudes y estrategias malvadas
Majestades, libradnos de estas personas soberbias y divisivas, que dejen de hacer daño con actitudes y estrategias malvadas, que su nefasta influencia termine de una vez, porque este país merece algo mejor.
Sin embargo, sería ingenuo por mi parte pensar que este mundo pueda mejorar a corto plazo; por eso os pido confianza para creer que el mal no tendrá la última palabra; convicción para seguir trabajando por el Reino en el lugar en que me encuentro, más allá de defectos, pecados y limitaciones; y fe en Dios y su Cristo, que nos marcó el camino a recorrer.
Gracias, Majestades. Ayudadme siempre a continuar siguiendo la estrella.