Nos situamos frente a la vida de acuerdo a la manera en la que la enfocamos. Agrandamos o achicamos, ajustamos o difuminamos, de acuerdo a las gafas históricas, existenciales, con las que la miramos.
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Este fin de semana, agolpados, tenemos cinco eventos que nos invitan a enfocarlos desde nuestra propia mirada, ayudados por lo que nos propone esta historia salvífica manifiesta también en la historia profana. El pasado viernes celebramos el fin del año viejo, ayer sábado recibimos al nuevo, celebramos a Santa María Madre de Dios y la 55 Jornada Mundial de la Paz, y hoy domingo la Epifanía del Señor. Los comparto mis enfoques sobre estos cinco eventos.
El fin de año lo hice desde el agradecimiento. Con la pandemia todavía a cuestas, con su saldo de contagios, hospitalizaciones y fallecimientos, el poder escribir estas líneas y el tener el honor de que ustedes las lean, debe ser un motivo de gratitud. Lo agradezco.
Con el enfoque de la esperanza he recibido al 2022. Confío en que la ciencia médica siga avanzando y que este sea el año en que ya podamos acoplarnos a vivir con el virus sin lamentar pérdidas humanas -como ya lo es con otras enfermedades- pero, sobre todo, que salgamos mejores seres humanos de esta crisis, menos egoístas y más generosos.
Enfoco a la Virgen María desde la ternura. Ya lo dijo el papa Francisco: “La ternura es derramar en el mundo el amor de Dios”, y quién mejor que ella puede representar este generoso obsequio. En estos tiempos de tanto sufrimiento e inmensa polarización, la delicadeza con los vulnerables y la amabilidad con quienes piensan diferente es una urgencia, y María nos da ejemplo de ello.
Y ayer celebramos también la 55 Jornada Mundial de la Paz, cuyo tema es “Diálogo entre generaciones, educación y trabajo: instrumentos para construir una paz duradera”. Invito a enfocar este llamado considerando a la justicia y a la dignidad como elementos clave para lograr la paz. Sin educación ni trabajo la violencia continuará creciendo.
Y hoy es la fiesta de la Epifanía -manifestación- del Señor. ¿Cómo enfocarla? Sugiero hacerlo desde sus actuales ostentaciones: los enfermos de Covid-19, los migrantes, las minorías, los afectados por la violencia, los desaparecidos, la naturaleza dañada por nuestros afanes de lucro, etc. Que seamos capaces de encontrar al Señor en cada uno de ellos.
Yo me meteré en el 2022 con estos cinco enfoques. ¿Tú?
Pro-vocación
El 2021 se llevó a otro gran personaje: Desmond Tutu. El arzobispo anglicano, Premio Nobel de la Paz en 1984, nos enseñó que la fe cristiana tiene forzosamente implicaciones sociales. Su permanente lucha contra el ‘apartheid’ así lo demostró. Que él descanse en paz, pero que su causa liberadora no.