La clave de la sabiduría y de la gestión económica más adecuada no es el considerar que más es siempre mejor que menos y aspirar a acumular para poder disfrutar de más bienes, servicios y experiencias, sino tener un número reducido de necesidades, de manera que podamos alcanzar nuestro NBS con una cantidad de ingresos lo más reducida posible. Cuando logramos este fin, con muy poco dinero podemos obtener unos niveles de satisfacción muy superiores a los de muchas personas que tienen unos ingresos muy elevados.
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Conseguir esto no es fácil por varios motivos.
- El primero es que hay que hacerlo de corazón, es decir, tenemos que estar convencidos de ello, y esto, no es sencillo, porque resulta muy tentador pensar que necesitamos más, considerar como necesarios bienes o servicios que realmente no lo son.
- El segundo motivo es que todo en nuestra sociedad nos impulsa a justamente lo contrario: la publicidad, las ideas economicistas, la manera de vivir, parecen decirnos que el objetivo en estas vida es el de tener más, el de ser más ricos, que el prestigio social y el culmen de nuestras aspiraciones está, precisamente, en eso, en un elevado nivel de ingresos.
- El tercero es una sociedad autorreferente en la que nos estamos siempre mirando a nosotros mismos y buscando nuestra propia comodidad y satisfacción. En apariencia, esta es mucho más fácil lograrla si accedemos a muchas comodidades, si llevamos una vida confortable gracias a tener unas rentas superiores.
Por todo ello no podemos pensar que convencerse de que lo suficiente para nuestras vida debe ser reducido es un camino sencillo. Lo primero que tenemos que reflexionar es sobre cómo reconvertir necesidades personales y sociales (no se puede hacer con las básicas) en apetencias y deseos. Es decir, dejar de considerar como imprescindibles bienes, servicios y experiencias que hasta ese momento pensábamos que eran clave para nuestra existencia y que pasen a ser prescindibles para nosotros.
Para ello se necesita reflexión, formación y apoyo mutuo entre personas. Este camino consigue mejores resultados a largo plazo pero es difícil vislumbrarlo a corto. Además, también precisamos de estructuras que lo potencien, de productos de comunicación que lo apoyen, de miradas en los análisis de la realidad que redirijan la manera de entender lo económico y que nos ayuden a ver que, reducir nuestras necesidades, es el verdadero camino para obtener unos niveles de satisfacción más elevados.
Esfuerzos individuales y colectivos
También tenemos que contabilizar de una manera adecuada cuáles son los costes de lo suficiente y orientar la sociedad de manera que lo mejor desde el punto de vista económico sea, precisamente, que todos lleguemos a conseguir eso que es suficiente para llevar una vida digna. Enfocar la economía desde lo suficiente y reducir la cuantía de este, nos lleva a sociedades más satisfechas y más libres. Esto requiere de esfuerzos individuales y colectivos, un consenso que nos permita reorientar lo económico en otra dirección más sabia.